La
Convención está siendo asediada, es decir, su territorio, sus límites no
siempre significan y son de integración, basta ver Santa Teresa con el caso “Choquequirao”
que configuran una disputa con Mollepata (Anta) y Apurímac , Quellouno con
Yanatile (Calca), la propuesta de creación de la Región Valle de Río Apurímac,
el Ene y Mantaro (Región VRAEM) afecta la integridad territorial y son asuntos
que nos deben hacer repensar La Convención, su territorialidad, su integración,
su inclusión y el Estado en sí.
Las
autoridades regionales desde el Gobierno Regional poco o nada harán a favor de
La Convención en el caso de Choquequirao no son firmes de determinar que son
nuestros, que nos pertenece, todo lo contrario son ambiguos, tímidos y no nos
favorecen, están en nuestro contra; en el caso de Quellouno y Yanatile (Calca)
igual no son capaces de determinar que la Ley de Creación del Distrito de
Quellouno se respete en todo sus extremos, más por el contrario les otorgan
facilidades y recursos para que inviertan en un territorio que no es de Calca,
no son capaces de transferir las 29 instituciones educativas que deben ser
administrados por la UGEL – La Convención, los establecimientos de salud; y en
el caso de la propuesta de creación de la región VRAEM, pareciera que no hay
siquiera la mínima voluntad e iniciativa de acercarse a Kimbiri y Pichari, dos
distritos que pueden pasar a ser de la nueva región, los consejeros han
boicoteado el desarrollo de una sesión descentralizada. Todo esto es una
muestra, porque si evaluamos en el tiempo la presencia de instancias
gubernamentales de nivel regional en nuestro territorio comprobamos que es
mínimo, las obras, proyectos, programas no están a la altura de las necesidades
que el pueblo ha demandado, sino campea la ausencia, la desatención, el
desinterés, las mecidas, las postergaciones, vale decir, a nosotros los
convencianos el Gobierno Regional de Cusco con predominio andino nos sirve poco
o nada.
La
Convención siempre he dicho y la historia lo muestra, es un pueblo pujante con
tradición autogestionaria (faenas, aportes comunales, Ley de Impuestos para
Obras Públicas que gravaba impuestos a los productos de La Convención), luego
vino el canon y sobre canon y con todos sus defectos en su administración ha
permitido mejorar la situación, los factores que se menciona ha hecho posible
su desarrollo, eso hizo posible la construcción de carreteras, escuelas,
colegios, establecimientos de salud, etc. y para tal efecto muchas veces sea
desprendido de la dependencia regional y nacional o en su defecto ha aceptado
el apoyo mínimo que se nos brindó, pero, más pudo la entrega, la fuerza
mancomunada de construir un pueblo que es La Convención. ¿Qué hacer? La
realidad impone, la realidad obliga, debemos seguir con las manos cruzadas,
debemos seguir viendo que casi de nada sirve pensar que la región determinará
algo para decir que el territorio convenciano debe ser respetado en su
integridad, podemos confiar en los consejeros que en su mayoría son andinos y
piensen por La Convención, en una votación nos ganan por mayoría simple apenas
necesitan eso, nosotros sólo tenemos 02 consejeros pese a tener una gran
población electoral, y las afinidades entre andinos es determinante. Es
sospechoso la complicidad, existe dicha complicidad por eso prefieren callarse,
ser ambiguos.
Ante
esa realidad debemos apoyar firmemente la creación de nuevos distritos como
Incahuasi, Villa Virgen, Quintiarina, y los que están siendo gestionados y que
deben ser distritos Bajo Urubamba, Kepashiato, y los que anunciaron serlo
también Medio Urubamba, entre otros, los convencianos debemos decir, que
¡Vengan nuevos distritos! ¡Nuevas provincias! Y que venga por fin la autonomía
que ¡Venga la Región La Convención! Esa tarea es de todos, sin embargo los
dirigentes y autoridades comunales deben promoverlos, deben integrar discursos,
alternativas, ahí va la tarea del Comité Central de Lucha, de la Mancomunidad,
debemos trabajar técnicamente diseñando y apoyando la creación de nuevos
distritos, de nuevas provincias y de la Región La Convención.
Finalmente,
que el grito del VRAEM, especialmente de Pichari y Kimbiri, sea traducido, lo
que ellos reclaman y nos echan en cara es la pregunta ¿Qué hiciste, cuando y
cuanto, por mí? Al igual que los del Bajo Urubamba, el grito es por la
integración, por la inclusión y cohesión social, no es un grito antojadizo, no
es un grito manipulado, sino hay un problema real que afecta a miles de
ciudadanos y para solucionar sus problemas llevemos el Estado a donde está el
ciudadano, a las instituciones gubernamentales,
a las instituciones de servicios sociales cerca de la gente, cerca de
los ciudadanos. Es la única manera de garantizarles la entrega eficiente de
bienes y servicios sociales desde el Estado.
La
suerte está echada, hora de pensar ¡Región La Convención!